viernes, 4 de mayo de 2012

Ahora que sé que me lees.

Voy a aprovechar la inmunidad diplomática que la ebriedad concede a los que dicen verdades en voz bajita a oídos que quizá no quieran escuchar, para decirte que me encanta que me leas. Mientras quede alcohol en sangre tengo permitido robarte dos sonrisas más esta noche, mañana volveremos a la puta realidad.

Te mentiría si dijese que cada letra que escribo guarda un 'tú' entre líneas, pero bien sabes que siempre destacaste de entre todas mis musas. Como dice una canción, ni tu eres para mí, ni yo soy para ti, por más que yo te quiera (siese) y que podamos ser feliz (es). Y dios sabe lo que podríamos haber sido tú y yo, si no fuésemos tú y yo. Pero las cosas no vienen dadas como se quieren siempre. Me conformo con dibujarte, como ya he dicho, dos sonrisas de mucho (demasiado?) en mucho, y me quedo con el brillo de tu pelo reflejando el sol.

No hay dos más como nosotros, que hayan intentado tanto estar juntos, para acabar intentando aún más desaparecernos el uno del otro. Y míranos, casi cuatro años después y mandando mensajitos intentando borrarnos la memoria, de un día, que para mi (en este momento), ha sido de lo más inofensivo (mañana ya haremos inventario de daños).

Que sí, es a ti, te escribo a ti.

Cuídate mucho chiquilla, sabes que en el fondo siempre te he deseado lo mejor, y si en los próximos años vuelvo a intentar fugarme de tu risa, y tus recuerdos, cógeme, no me lo permitas, antes o después, pero cógeme. Como bien has estado haciendo hasta ahora.

"Acabado de escribir, dudo entre el publicar, o el 'guardar carta en el cajón del no tocaba', dudo en si firmarla, o dejarla al aire. Dudo si la entenderás como tuya, o si la leerás dentro de dos meses y no te recuerde a nada. Acabado de escribir dudo, siempre dudo. Pero de una cosa estoy seguro, me apetecía mucho escribirte."




Vicente Viz.

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