domingo, 15 de enero de 2012

Y ella que se ha ido.

Tardes grises de domingo en un portal,
sentimientos mal cruzados en un beso a quemarropa,
encadenan sensaciones que están fuera de normal,
pero él se queda solo como capitán sin tropa.

Taciturno y pensativo, piensa en mil porqués,
mas no encuentra solución al daño cometido,
verdad es quererla de la cabeza a los pies,
mentira es la vida y él que la ha perdido.



Vicente Viz.

sábado, 14 de enero de 2012

Mientras duermas.

Y mientras duermas te pintaré,
cien pecas en la mejilla,
para tener al día siguiente la escusa
de mirarte mientras las cuento.

Y mientras duermas te pensaré,
cien noches entre mis sábanas,
para tener al día siguiente la imagen
de tu pelo sobre mi almohada.


Y mientras duermas dibujaré,
cien curvas en un papel,
para tener al día siguiente la escusa
de compararlas con las tuyas.


Y mientras duermas contemplaré,
cien sueños por tu cabeza,
para tener al día siguiente la imagen
de tus ojos cerrados rezando felicidad.

Y mientras duermas sonreiré,
Y mientras duermas te cantaré,
Y mientras duermas te admiraré
por si no te vuelvo a ver dormir.


Vicente Viz.

viernes, 13 de enero de 2012

En la vida.

No encuentro salida y nadie me guía, no hallo manera de verte vestida.
Si te he visto no me acuerdo.
Si te desvisto no te olvidaré en la vida.




Fran Fernández.

Modus operandi.

Cuando empieza a doler,
entonces escribo.
Cuando lleva un tiempo doliendo,
entonces escribo.
Cuando deja de doler,
entonces escribo.
Cuando no duele nada,
entonces escribo sobre
cuando empezaba a doler,
cuando llevaba un tiempo doliendo
o cuando dejaba de doler.


Marwan.

jueves, 12 de enero de 2012

Palabras.

Mirar con lupa dentro de la emoción,
escribir el silencio del desastre,
contar quién fue sin mencionar su nombre,
explicar cómo fue sin decir el modo,
indicar dónde sin hablar de ningún sitio,
ser capaz de describir un beso sin nombrarlo.

Palabras que en realidad te escriben a ti,
que te recuerdan lo que aún no has entendido,
que predicen quién fuiste,
que vaticinan qué sombrero vestirás.

La búsqueda inacabable de la belleza,
la palabra como medio de transporte,
convertir la rabia en una paloma
y un latido en varias páginas.

Palabras para ganarle un metro al tedio,
para tener algo de viernes
cuando el mundo me mira con cara de lunes,
para que la alegría pose sus medias en mi ventana.

[...]

Y aun así, me temo que lo importante...
nunca soy capaz de explicártelo.


Marwan.

Todo puede cambiar.

-Has cambiado
-¿Qué pasa? ¿Es que no puedo cambiar?
-Es que antes...
-Antes, antes, siempre antes... Tú tampoco eres la chica de la que yo me enamoré. Pero busco en ti y siempre acabo encontrando algo de lo que volver a enamorarme. Tienes que decidir si te quieres enamorar del presente o si seguirás queriendo hacerle el amor a mi pasado.

Se tumbó, me acercó a su pecho y tres segundos después me besó como nunca.


Marwan.

Nunca.

"Nunca olvidaré ese verano en que fuiste la actriz principal en el reparto de mis días."


Ignacio Martín Lerma.

lunes, 9 de enero de 2012

Sonrisas de papel.

Empezó el año como siempre. No se vislumbraba mayor cambio que el de un dígito.

Sonrisas de papel mal pintadas y a brocha gorda, nunca encontró artista de tacto fino y sutil. En su búsqueda anduvo, andaba, y presumíblemente andará (si en cinco años no la encontró, no parecía que fuese a encontrarla mañana).

Aún así él seguía, no sabiendo si por corriente de mareas o por fuerza propia, pero seguía. Siempre le habían dicho que había que mirar hacia delante, que de los errores se aprendía, y que nunca era tarde para hacer o deshacer cualquier cosa o acción. Mentían.

A base de palos y piedras en su camino, diose cuenta que mentían. Hay acciones irreparables, y cosas inalcanzables. Metas de fe, que con fe no se consiguen. Consejos oportunistas o alquilados, que nunca pagaron factura.

Así fue como decidió cambiar el punto de mira, el punto de vista. Filtrar la búsqueda, reducir objetivos, y no luchar nunca en guerras perdidas. Decidió no forzar el destino, ni acomodarse en él.

Decidió acabar con las sonrisas de papel.


Vicente Viz.

domingo, 8 de enero de 2012

Lo normal.

Las cosas empezaron bien, nos vimos unos días. Cine, mantas, risas, cervezas, maquillando el pasado para parecer más de lo que somos... vamos, lo normal. Así unos días hasta que uno de los dos pidió algo más. Ese fue el punto de ruptura para que el terreno que pisábamos comenzara a desnivelarse. Vinieron entonces los pretextos, los regates, los mensajes a deshora, las llamadas distanciadas en el tiempo... vamos, lo normal. Se empezó a cumplir esa extraña teoría de que el amor son vasos comunicantes donde uno quiere y otro se deja querer. Al final, con el corazón sin presupuesto, tú te cansaste de perseguir, de no encontrar las llaves que abrían las puertas de mi alma y una buena tarde, después de unas semanas dándote excusas para no verte, me enteré de que volabas en otro colchón, con otro que no era yo, y yo, que tantas veces te esquivé, comencé a quererte. Vamos, lo normal.


Marwan.

La ley de la gravedad.

Tuvimos la mitad de lo que pudo ser,
y lo triste es que no fue la parte buena.
No hubo suerte de que el agua tiritara bajo el sol,
no supimos convertir el hielo en saliva.
Fuimos vulgares como todos los demás,
y caímos del mismo modo que las cosas naturales,
agua en un cauce,
piedra en la pendiente,
avión en la pista.

Pero no era así como debería haber sido.
Nos teníamos que haber caído
como un parque en un niño,
como un árbol en un pájaro,
como una boca en un beso.
Habernos caído como una pregunta
sobre una interrogación,
como una carretera sobre un ciclista,
como una portería sobre un balón.
Podría haber sido todo al revés,
ver el sueño cumplido antes de la promesa,
haber metido por una vez,
el gol antes del partido.


Marwan.