viernes, 22 de agosto de 2014

Ninguna lágrima.

Hoy me han lanzado verdades como puños, a repartir donde quisiera. No me quedan sarcasmos ni ironías en los que refugiarme. Los he gastado en el último reír por no llorar. Mi vida sigue, sin seguir, en un standby infinito, acumulo fracasos y ya he perdido las fuerzas para buscar el cómo y el por qu(i)é(n). De hecho dudo que alguna vez las haya tenido. No puedo salir, estoy muy hondo, tanto que ya no creo que nadie me escuche desde aquí. No veo un mañana, y el presente me sobrepasa. Está oscuro. Es jodido, muy jodido romper a llorar sin derramar ninguna lágrima.