sábado, 21 de julio de 2012

Fumo.


Desde que no estás no tengo motivos para dejar de fumar, los cuatro cincuenta diarios dan buena cuenta de ello. Es jodido, pero te echo de menos. Es jodido pero nunca has existido... y yo fumo. Sigo ahí, ahogando las penas entre el humo, apagando recuerdos en un cenicero del que no se ve ya el fondo de cristal azul, azul ceniza. Ceniza de éstos, de los recuerdos, que como dije, jamás han existido. Y es que joder si fumo. Amores de humo, que entre el humo se pierden. Amores de humo, que entre el humo se revuelven... y yo fumo. Como Chaouen yo me fumo mis mañanas, me fumo las tardes, pero las noches me consumen, el tabaco, y lo que no es tabaco, y ahí estoy, fumo. Y sale el sol, y se esconde para dejar paso a la luna, y se acuesta la luna y vuelve a salir el sol, y ahí sigo, fumo. Necesito que vuelvas, curioso el volver del que nunca estuvo, pero vuelve. Ayúdame a dejar de fumar, y si ves que no puedes, al menos enciende en verde y fuma conmigo.




Vicente Viz.