lunes, 24 de junio de 2013

Mi nombre en un orgasmo.

Jamás te oí gritar mi nombre en un orgasmo,
pero es algo que está a punto de suceder.
Explotando tus contornos en mi mente,
quiero dibujarte otra vez.

Quiero dibujarte en los pliegues de mis sábanas,
en recovecos del colchón.
Quiero enredarte el pelo, quiero tocarte,
suave, lento, pero con pasión.

Pienso estremecerte entre caricias,
hacerte sudar tinta y escribirte una canción.
Cada verso beso nuevo,
cada beso versado sin condón.

A pelo y a capella,
penetrando en tus maneras,
cabalgando en tus caderas,
recitando tú mi nombre en Si menor.

Pienso clavarte la mirada,
muy profundo,
muy marcada,
saborear hasta el último segundo del calor.

Ay vida,
pobres de las manos que posaron por tus lados tantas huellas sin convicción.
Todas quedarán borradas en el mismo instante en que dejemos de ser dos.
Cuando mis dedos se confundan entre tu piel, los vecinos oíran tu voz.
- No llamen a la policía, por favor, son gritos de placer, un don. -


Vicente Viz.

sábado, 15 de junio de 2013

Aquí siempre.

Que no mereces, que no mereces la soberbia de sus formas. Que no. 

No sé ni por donde empezar a explicarlo, a contarlo, a decirte que vales más que eso. Creo que no he conocido a nadie más noble que tú en la vida, y son ya veintiuno. Toda la vida juntos, y aunque fueran dos segundos, me basta. 

Que no mereces, que no.

Cabeza alta, conciencia tranquila. Caprichos de niña no tienen cabida. Ni un momento de duda, quien no sepa valorarte no merece tú atención. Tu parte del trato está cumplida. No eres tú quien tiene que demostrar nada hoy por hoy. 

La vida tiene esas maneras, a veces te pone a prueba, te lleva al límite sin razón. Y jode, por supuesto que jode, pero te hace crecer. Lo bueno de ésto, es que las personas que valen, no tienen porque pasar por estas pruebas solos. La gente noble, como tú, fragua amistades, y estoy orgulloso de poder contarme entre ellas. Por eso yo, como tantos otros, estamos aquí contigo, para ayudarte a superar cualquier bache que se te cruce en el camino. 

Que te quiero, ya lo sabes, que me tienes aquí siempre.



Vicente Viz.

lunes, 10 de junio de 2013

Con dos palabras.

Que un día voy y reviento, si el silencio queda impuesto, por el miedo a equivocarle el sentimiento. Que la quiero sigue escrito, ¿De que forma? bueno... eso es algo que no alcanzo a responder. O al menos eso sigo esculpiéndome en el pecho, cada vez que la miro y me miro al espejo, cada vez que la recuerdo, cada vez que...

Si pudiera verse como la ven mis ojos, de memoria en la retina, hace tanto tiempo ya. Quizá entonces comprendería, de la forma en la que obliga, de la forma en la que espiga, de la forma en la que emigra mi razón. Cada vez que la miro y me miro al espejo, cada vez que la recuerdo, cada vez que...

Que ando parado, varado, más bien anclado a sus maneras.
Que ando colgado, colado, más bien atado a sus caderas.

Que un día me calzo de valor y me voy de senderismo por su espalda.
Que un día me alzo de valor y le desnudo el corazón con dos palabras.



Vicente Viz.