miércoles, 6 de noviembre de 2013

Si llueve en Sevilla.

Casi amanecía cuando toda la alameda me aplaudió
cuando mordía más al sur de su cadera y ahí me vine tan arriba
que pedimos cama y dos mil horas más.

Pero al llegar el día, el día siguiente me refiero
ni siquiera un te quiero en la pared.
Era lo que temía tal vez todo fuera un sueño,
salí corriendo desnudo y sin fe,

hubiera gritado su nombre pero no lo dijo, hubiera dado todo esta vez
pero al llegar el día, el día siguiente no había ruido
y en lugar de llorarle, me callé.


Andrés Suárez.