domingo, 25 de diciembre de 2011

25 de Diciembre.

Hoy es un día especial. Todos los años desde que tengo uso de razón y no la tengo, en este día venían Pepe y Beatriz a comer un buen puchero por navidad. Hoy ya no ha sido así. Esto del vivir se acaba a veces, y a vosotros se os acabo este año primero a ella, y más tarde, a él. Desde que os conozco habéis estado juntos, y decidisteis hacerlo todo juntos hasta el final.

Me he levantado como todos los años, tarde, ya a la hora de comer, oliendo a ese puchero, pero este año nadie ha tocado a la puerta para unirse con nosotros. Creo que la felicidad en un diccionario tendría que venir descrita con una foto de mi abuelo comiendo el puchero de navidad. No he visto en mi vida a un hombre disfrutar tanto de una comida así, como lo hacía él. Y a ella, a mi 'iaia' Beatriz, que siempre me traía sus 'corets' porque sabía que me volvían loco. Todo eso ya termino.

Supongo que allá donde estéis os habréis comido hoy ese puchero a nuestra salud. Quería deciros lo orgulloso que estoy de poder decir hoy, que os tuve como abuelos. Erais una pareja entrañable, el equilibrio perfecto entre dos personas, tú, 'iaia', hacías que el 'iaio' mantuviera los pies en la tierra, le cuidaste a él y a tus cuatro hijos de una forma impresionante. Miles de historias me vienen ahora mismo a la mente, de esas que tanto te gustaba contarnos cuando estábamos un domingo de verano en naquera, y acababas de venir de recoger tus claveles del campo, haciendo tiempo mientras el 'iaio' pepe "rascaba el camp".

Creo que no os disfrute todo lo que os podía haber disfrutado, por esa puta comodidad de pensar que os tendría para siempre. Hoy me arrepiento en parte, pero sé que vosotros fuisteis conscientes de como os queríamos con locura todos vuestros nietos.

Ella se fue cantando, con una sonrisa en la cara. Él se fue llorando, echándola de menos. Me gusta pensar que a ti, 'iaio', te di paz en una tarde cuando fui a tocarte la guitarra mientras estabas en cama. Siempre te encantó que yo aprendiera a tocarla, pero la pudiste disfrutar muy poco al final.

Me acordaré, hasta el día que me vaya con vosotros, de un día, en el que ya el 'iaio' le costaba valerse por si mismo y tuve que ir una tarde a levantarlo de la cama para moverlo hasta la silla, yo estaba en ello, con el esfuerzo que supone levantar a pulso a una persona que no tiene fuerza en las piernas, pero detrás la tenía a ella, a mi 'iaia' tocandome la espalda, sin hacer la mas mínima fuerza física (Porque no podía) pero diciendome "no et preocupes carinyo que està la iaia aci darrere aguantante". En su momento me hizo gracia, luego más tarde comprendí que era lo que llevaba toda la vida haciendo. Mi abuela siempre estaba detrás apoyando a todos y cada uno de los miembros de su familia, de esa familiar de la que estaba tan orgullosa.

Podría estar de aquí al próximo 25 escribiendo anécdotas, pero ahora que ya voy por la tercera lágrima (de felicidad de pensaros por supuesto) creo que va a ser el momento de parar. Os dejo esto aquí, a modo de carta, y ojala espero que lo leáis allá donde esteis.

Os quise, os quiero y os querré siempre 'iaios'. Feliz Navidad.


Vicente Viz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario