Tres de cuatro barcos naufragaron, en la forma de tus modos.
Cinco las mañanas esperando a que volvieras del trabajo.
Y seis canciones llevo sin dejarte de querer, y no he acabado.
Siete los hoteles, que dejamos sin aliento, y menos solos.
Ocho vinos duelen al soñarte, equivocada en brazos de otro.
Nueve teclas grises, de un piano de pared, desafinado.
Y cinco dedos con mis otros cinco, te recuerdan demasiado.
Once taxis libres enfadados, mientras tu y yo de la mano.
Doce los reclutas que pasaron, por tu campo concentrado.
Trece buena suerte, si es que pasas sin maletas, por mi barrio.
Y puede que el catorce de febrero, se nos junte con los labios.
Andrés Suarez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario