miércoles, 26 de octubre de 2011

Básico, esencial.

No podía elegir un solo trozo de semejante obra de arte, el idioma de los dioses. Eres Mú-si-ca.




Si estoy solo tu me acojes eres mi fiel compañía,
me hablas sincera y me esperas cuando empieza el día.
Mi guía, mi faro de Alejandría, si me ves perdido
te miro y elimino la tristeza en un suspiro.


Das sentido a mi existencia, tú desobediencia,
tú, sola presencia merece mi reverencia,
tú me diste un don, fuiste mi espada,
siempre encerrada en tu prisión si la inspiración faltaba.


Desde la nada me abrazas, no prohibes ni amenazas
tan romántica y auténtica, tú nunca te disfrazas
como un hada y un verdugo firme escudo en la batalla,
tú, a quién acudo si otros fallan.


Me das retos, aventuras y responsabilidad,
me das éxito y dinero me quitas la intimidad,
me exiges crear, me haces temblar, soñar, me curas
me eliges para hablar si las calles están mudas.


Me desnudas con ternura y siento tu tacto y tu olor,
si te veo volar libre entre la voz de un cantautor
eres Ópera y Flamenco, eres todo lo que tengo y te amo,
mientras brotas entre las notas de un piano.


Y me desintegras pintando estas noches negras,
me alegras, me invades, me evades, alejas las tinieblas
y me resucitas siempre, nunca me mientes
eres el recipiente donde lágrimas se vierten.


Eres Tango y eres ritmo vives en do, re, mi, fa
impredecible compás cuando te vistes de Jazz,
llegas y me das ógixeno, mi único somnífero
si el mortífero estrés tensa mis músculos, discípulo


de tu inmensa maestría cuando no te conocía,
como podía vivir sin percibir tu melodía
fuiste mía y solo mía en mis horas de miseria,
compones la banda sonora de esta tragicomedia.


Tú reina entre mil reyes, cumbre de mis valles,
me levitas y asi evitas que tanto odio me ametralle
tú, si eres Hip-Hop muestras denuncia y carisma,
pero te vistes de clásica y sigues siendo la misma.


Eres tú, mi suerte, eres tú, tan fuerte, eres tú, tú, tan diferente
surges y de repente la vida olvida a la muerte.
Imposible de tenerte si naces de un pentagrama,
si el drama yace en mi cama me abres enormes ventanas,


tu llama jamás se apaga, luz de eterna juventud
cuando llores punteando una guitarra de Blues.
Eres tú, la rabia sucia y rasgada de Kurt Cobain
el compromiso sincero de Marvin Gaye,


la grandeza de John Coltrane improvisando con el saxo,
la mirada niñada en los ojos de Michael Jackson.
Y es que tu son me sedujo, tu luz me dejo perplejo y caí,
reviví como el sol en forma de Soul y R&B


bebí de tí el elixir y resistí los golpes,
si fui torpe encontre por fin mi norte, mi soporte.
Entre acordes de Mark Knopfler redobles de Hanckock Herbi,
de Vivaldi hasta Elvis, desde Verdi hasta Jack Berry.


Inmortales piezas musicales hacen que el tiempo se pare,
estallan como bombas provocando ondas letales
de esperanza, de aliento y vida, mi gran amiga
solo tu haces eficaces todas las frases que diga,


mi balanza, mi paz, mi druida, en la fatiga
solo tu haces realidad los sueños que yo persiga.
Y es que sin ti no hay destino, solo piedra y mil caminos,
sin ti, soy un mimo temblando en el camerino.


Pero tu acojes mis voces si me ves desorientado,
y bailas conmigo un Vals igual que dos enamorados.
Eres la llave inmortal que abre este mental presidio,
desde Tiste-tutanclan hasta el ójala de Silvio.


Envidio el poder que impones en canciones
despiertas mis emociones, con creaciones de Ennio Morricone.
Sensaciones sin control cuando eres Rock n' Roll,
el erotismo de un bemol en la voz de Diana Krall


el solo de guitarra eléctrica que el silencio rompe,
la armónica que esconden las manos de Steve Wonder.
Te vi dónde todo acaba y Nada Sira con Black Sabbath
respiras vida con la calma que inspira Bob Dylan,


oscilas y posees a James Brown mueves su cuerpo,
junto a Freddy Mercury, Ray Charles jamás habrán muerto.
Y es cierto da igual que suenes con un arpa o un acai,
con la clase de Frank Sinatra o de Barry white.


Eres la métrica enigmática que envuelve mi ser y lo salva,
el idioma con el que los dioses hablan, eres música.




Ignacio Fornes.

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