Llega un momento que no llega. Llega un momento que
desespera. Llega un momento que nadie anhela. Te preguntas ‘por qués’ te
cuestionas si bien, mereció la pena algo de lo que hiciste hasta ese momento.
Te resientes de qué, te revuelves sin fe, te ahogas. Nadie oye tus gritos
sordos, pero que alto suenan en tu cabeza. Nadie escucha tus lamentos hondos,
pero que duros se hacen cuando cae la noche. Te paras a analizar cada minuto de
tu vida, te paras. Suficiente para todos, especial para nadie. Bueno para
algunos, necesario para alguien? Que tienes? No lo encuentras. Que aportas? No
lo sabes.
Estás harto
de medias amistades, estás harto de no saber, poder contar con nadie. Duro es
cuando te sientes remplazable, más duro cuando no existe tu papel a remplazar. Cambiar de aires se vuelve cada vez más
necesario, evitar con fuerza ambientes tóxicos que bien no valen nada.
Pero a veces
el miedo a empezar de cero echa para atrás el cortar con todo de raíz. Por qué ese miedo a perder algo, que ves que
nunca has tenido? Despierta.
Abre los ojos.
Filtra. Deja de pensar en lo que tengas, piensa en lo que tienen. Deja de
pensar en lo que aportas, piensa en lo que te aportan. Egoísmo necesario.
Vicente Viz.
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